No se trato de un macabro crimen, no hubo participación de bandas organizadas, sino de una suerte de “pacto” entre religiosas, luego que una de ella falleciera a consecuencia de una enfermedad no tratada.

Lo anterior es la conclusión a la que llegó la Policía de Investigaciones (PDI) y la Fiscalía, tras interrogar a una religiosa vinculada al hallazgo de una mujer muerta en Ñuñoa y a la que se llegó en base al análisis de cámaras de seguridad y al testimonio de vecinos.

Francisco Lanas, fiscal de la Fiscalía Oriente, confirmó que una religiosa de 80 años fue captada sacando dentro de una maleta el cadáver de la víctima, cuerpo que dejo en la calle Las Talaveras, generando impacto en la población.

Según se pudo establecer en la investigación, la mujer tenía un «pacto» con la fallecida referido a que  «si una de las dos moría no se avisaría a las autoridades», explicó el representante del Ministerio Público.

Agregó el persecutor que «la señora de 80 años tenía una relación larga de amistad con otra religiosa perteneciente a las Laicas Consagradas, estableciéndose que una sufrió una enfermedad que nunca se trató».

Desde la Fiscalía se precisó  que hace tres semanas regresó desde el extranjero la hija de la mujer, situación que la motivó a abandonar el cadáver en la calle. La religiosa «No explica por qué esperó un año para realizar su cometido» y de acuerdo a los detalles que han ido surgiendo, el cuerpo quedó estuvo al interior de una bodega.

Según detalló el subprefecto Juan Fonseca, jefe de la Brigada de Homicidios Metropolitana, la víctima no vivía con la fallecida, pero al encontrar su cuerpo, la trasladó a su casa en calle los Jardines y la guardó en una bodega durante un año.

En cuanto a la persecución penal «podría ser inhumación ilegal, pero para ello hay que enterrar un cuerpo y acá no pasó, sino ocultamiento. No se configuraría el ilícito. Hablamos de una mujer de avanzada edad con poco riesgo de fuga, pero de todas está en calidad de imputada».