“Nunca dejaría este trabajo, me enamoré de él”, comenta María con una sonrisa. Confiesa que al principio pensó que no sería capaz, pero el desafío la motivó a superarse.
La historia de una mujer en el transporte público puede ser la de una vida marcada por la superación personal, la lucha contra los estereotipos de género o simplemente la experiencia de abrirse camino en un oficio tradicionalmente masculino. Ese es el caso de María Angélica Garrido Méndez, una conductora de buses que, con pasión por la ruta y las calles de Puente Alto, inspira a otras mujeres a seguir sus pasos.
A sus 61 años, ya considerada adulta mayor, María es madre de cuatro hijos —Mauricio (42), Ricardo (41), Bárbara (33) y Diego (20)— y orgullosa abuela de siete nietos. Lleva toda una vida junto a su esposo Juan Carlos Contreras, también conductor de buses por más de 30 años, quien fue un pilar fundamental en su decisión de dedicarse a la conducción. Hoy María suma cinco años de experiencia al volante y ha hecho del Terminal Primavera, en la Villa Padre Hurtado, su segundo hogar.
El apoyo en el camino
La empresa STU (Servicio de Transporte Urbano) y, en particular, el gerente de operaciones del Terminal Primavera, Rafael Doguett, han sido un respaldo clave en su trayectoria. María recuerda que, desde el primer día, recibió apoyo y confianza, lo que le permitió abrirse camino en un mundo en el que aún predominan los hombres.
Una vida de esfuerzo
Nacida en La Pintana, estudió en la Escuela José Joaquín Prieto y, más tarde, en el Colegio Nocturno Mariano Latorre. Se trasladó a Puente Alto a los 19 años, ya casada. Aunque se tituló como Técnico en Podología Clínica en la Universidad Santo Tomás, su vida laboral ha sido variada: trabajó en los programas P.E.N. y P.O.J.H. durante el gobierno militar, luego en un supermercado de Av. Gabriela conduciendo vehículos de reparto, más tarde como taxista por muchos años, combinando esa labor con las responsabilidades de dueña de casa.
El impulso definitivo lo recibió de su esposo, quien la animó a tomar cursos y postular como conductora de buses en el mismo terminal donde él trabajaba. Así, con esfuerzo y perseverancia, logró ingresar al transporte urbano y hoy es reconocida como la conductora más antigua entre las mujeres del Terminal Primavera.
Orgullo de ser conductora
“Nunca dejaría este trabajo, me enamoré de él”, comenta María con una sonrisa. Confiesa que al principio pensó que no sería capaz, pero el desafío la motivó a superarse. Su jornada comienza a las cinco de la madrugada y maneja desde las seis hasta pasadas las tres de la tarde. Luego, ya en casa, combina labores domésticas con su emprendimiento en podología, atendiendo a domicilio.
María conduce habitualmente la máquina 27, que recorre Gabriela Poniente hasta Gabriela Oriente y El Peral, cerca del Mall Tobalaba, un trayecto que completa en cerca de una hora de ida y vuelta.
Una inspiración para otras mujeres
Con orgullo, señala que cuenta con el apoyo incondicional de sus hijos y nietos. Una de sus nietas incluso pensó en seguir sus pasos, aunque luego optó por otra carrera. María reconoce que su edad fue una barrera al principio: ingresó a conducir a los 55 años, pero hoy, con 61, demuestra que la vitalidad y el compromiso no tienen fecha de vencimiento.
En Chile, especialmente en Santiago, cada vez son más las mujeres que se integran al transporte público. El Programa Mujeres Conductoras, lanzado en 2022, abrió puertas a cientos de trabajadoras. Y en Puente Alto, la comunidad se enorgullece de contar con María Angélica Garrido Méndez como pionera, ejemplo de esfuerzo, liderazgo e inclusión.
¡Felicitaciones, señora María, por inspirar a tantas personas con su historia de vida y trabajo!