Tras perder su cuenta en redes sociales, Rodrigo relanza su campaña solidaria desde @rescatalatas2.0. Con la venta de latas financia costosos tratamientos médicos
Rodrigo, vecino de Puente Alto, lleva meses recorriendo las calles de Santiago para recolectar latas. Lo hace con un objetivo claro: financiar los costosos tratamientos médicos de su hija, diagnosticada con colitis ulcerosa y Mal de Crohn.
La historia de este padre comprometido fue publicada hace unos meses en Puente Alto al Día, y desde entonces su cruzada había tomado fuerza gracias al apoyo de vecinas, vecinos y usuarios en redes sociales.
Sin embargo, recientemente enfrentó dos duros golpes: su cuenta principal de Instagram, @rescatalatas, fue hackeada y desactivada —junto con su perfil de Facebook—, lo que lo dejó sin sus más de mil seguidores, contactos clave y mensajes de ayuda. Paralelamente, su hija sufrió una recaída en su estado de salud, lo que obliga a intensificar los cuidados y a iniciar desde cero costosos exámenes.
“El sábado 7 de junio desaparecieron todas mis redes sociales. Se hicieron los reportes, pero llegó un mensaje diciendo que las cuentas fueron cerradas sin posibilidad de apelación. Se perdieron todos los mensajes de gente que me ayudaba”, lamenta Rodrigo, quien ahora intenta rearmar su red de apoyo desde cero a través de su nueva cuenta: @rescatalatas2.0.
Una lata puede cambiarlo todo
Rodrigo nunca ha pedido dinero. Su llamado siempre ha sido claro: solo necesita saber dónde hay latas para ir a recogerlas. Las aplasta, las junta, y luego las vende como reciclaje. Así ha logrado pagar medicamentos de alto costo y exámenes. La más reciente ya está financiada y se realizará en julio. Ahora su meta es reunir lo necesario para análisis de sangre y controles médicos, que bordean los 100 mil pesos.
Hasta hace un par de meses, su hija tomaba Mezalasina, medicamento cuyo valor por caja supera los 70 mil pesos. El nuevo tratamiento dependerá de los resultados del próximo procedimiento médico.
Rodrigo sueña con poder llegar a nuevos espacios para seguir recolectando: colegios, condominios, terminales de buses, locales de comida rápida y restaurantes. “Todo lo que para algunos es basura, para otros puede ser literalmente vida”, repite con convicción.
Cómo ayudar
Rodrigo insiste en que no quiere dinero. Su pedido es simple: si conoces un lugar donde se botan muchas latas, contáctalo. Si tienes latas en casa, guárdalas. Si puedes, recomienda sus redes sociales. Y sobre todo, ayúdale a recuperar el alcance que perdió tras el hackeo de sus redes sociales.
“Yo me encargo del resto. Solo necesito saber dónde hay latas, yo voy, las aplasto y las llevo al reciclaje”, resume.
Su nuevo canal de contacto es la cuenta de Instagram @rescatalatas2.0. Desde ahí, espera volver a conectar con quienes ya lo apoyaban y llegar a nuevas personas dispuestas a aportar con algo tan sencillo como una lata vacía.