El brutal asesinato de José Díaz, maestro de la construcción de 37 años y padre de cuatro hijos, ocurrió la madrugada del 18 de septiembre de 2024 en el cruce de avenida Sargento Menadier con calle Nocedal
Fue atacado con saña y de manera despiadada por 9 sujetos, dos de ellos menores de edad, que lo golpearon con fierros, palos, piedras y toda clase de objetos contundentes hasta provocarle la muerte
Aunque algunos de los participantes de la mortal golpiza ya fueron condenados y otros están detenidos, aún hay imputados prófugos. La pareja de José asegura que uno de ellos deambula con total impunidad por la comuna
A casi once meses del crimen que le quitó la vida a José Díaz, su pareja y sus hijos siguen esperando que la Justicia complete su trabajo, hasta ahora parcial.
La madrugada del 18 de septiembre de 2024, mientras el país se alistaba para iniciar una nueva celebración de Fiestas Patrias, el hombre de 37 años fue interceptado en el cruce de las calles Sargento Menadier y Nocedal y brutalmente agredido por un grupo de al menos nueve personas (siete adultos y dos menores de edad) quienes, según la acusación de la Fiscalía, actuaron con “inhumana y deliberada crueldad”.
Los dos adolescentes imputados ya fueron condenados mediante procedimiento abreviado, pero el resto del grupo enfrenta una audiencia de preparación de juicio oral programada para el próximo 18 de agosto. Sin embargo, varios de los imputados aún están prófugos, pese a que -según la parte querellante- han sido ubicados por testigos en reiteradas ocasiones en sectores cercanos al lugar de los hechos.
José era maestro de la construcción, vivía junto a su pareja y su pequeño hijo de apenas cuatro años, y tenía tres hijos más de un matrimonio anterior. Contrario a la versión que circuló en algunos medios sociales y de prensa el día del crimen, no estaba en situación de calle. “Era un hombre de familia y cabeza de hogar”, así lo aseguró a Puente Alto Al Día su pareja, quien pidió mantener su identidad en reserva por motivos de seguridad, ya que teme sufrir represalias.
Una golpiza que no se detuvo ni con súplicas
Eran cerca de las 4:20 de la madrugada cuando José fue interceptado. No tenía cómo defenderse: estaba solo y los agresores lo superaban ampliamente en número. La Fiscalía especifica en su acusación que actuaron “a sobreseguro” y utilizaron palos, herramientas, piedras, objetos contundentes y cuchillos para agredirlo reiteradamente en diferentes partes del cuerpo.
“Lo golpearon incluso cuando ya estaba en el suelo, sin posibilidad de reaccionar”, contó su pareja, aún afectada por un dolor que no disminuye pese al paso de los meses y que vuelve con fuerza cada vez que revive la escena. La causa de muerte, según el Ministerio Público, fue un “traumatismo encefalocraneano, en un contexto de politraumatismo”.
Testigos de la escena relataron que los gritos de dolor de la víctima y los pedidos para que se detuvieran no hicieron mella en los atacantes. Algunas personas del sector intentaron intervenir, pero los agresores amenazaban con agredir a quien se acercara.

“Fue un homicidio muy sangriento, muy doloroso para él. Él sufrió demasiado antes de que finalmente le quitaran la vida, estando agonizante le seguían pegando. Murió suplicando que no lo mataran, pero no lo escucharon”, prosigue en su relato de los hechos la viuda de José.
“Estaba allí, sin poder moverse, suplicando por su vida y aún así seguían pescando fierros, piedras y cuanto objeto contundente hallaron en la esquina para hacerle daño. La gente les gritaba que pararan, pero estaban cegados por la ira, no escuchaban a nadie. Si alguien se acercaba a intentar parar la golpiza, le decían que lo matarían igual”, lamenta.
La mujer se encontraba en su casa durmiendo junto a su hijo pequeño cuando llamaron a su puerta y la despertaron con la fatídica noticia. “Me dijeron que José estaba muerto en la esquina. Corrí al lugar y ya estaban los Carabineros, quienes me hicieron acercarme a reconocerlo. Fue una escena horrible que no puedo borrar de mi memoria”, relata.
Asegura que la peor parte fue ver un video de lo ocurrido registrado por una cámara de seguridad, al cual tuvo acceso a través de la Fiscalía. “De verdad fue horrible. No entiendo cómo hay personas que pueden actuar con tanta saña contra alguien que está claramente indefenso. Fue una tortura, José fue torturado hasta la muerte”.
Aún afectada por lo vivido, no solo debe lidiar con el dolor de la pérdida, sino también con los gajes propios del proceso judicial y lo que describe como “falta de apoyo institucional”.
“Exijo que se haga justicia. Que se den condenas ejemplares, por el nivel de daño que le causaron a mi pareja, a mi hijos y a sus otros tres hijos, a toda nuestra familia. No fue solo un homicidio. Fue una ejecución brutal”, señala.
Desinformación y falta de apoyo
La pareja de la víctima también cuestiona el acompañamiento institucional. Señala que no recibió asesoría inicial ni contó con el acompañamiento del Programa de Apoyo a Víctimas.
“Se supone que la Fiscalía trabaja con una institución llamada Apoyo a Víctimas, a la cual jamás tuve acceso ni me prestaron ningún tipo de apoyo. Se supone que ellos te dan ayuda psicológica y asesoría de abogados, pero en un principio no me apoyaron con nada. Recién se comunicaron conmigo en el mes de febrero para decirme que tenían 90 días de plazo para hacer gestiones”, lamenta.
A través de la Asociación en Busca de Justicia Chile conoció a la abogada Nicole Soto, con quien formalizó la querella. Desde ese momento, afirma, ha habido más avances, aunque persisten las críticas a la falta de coordinación entre la Fiscalía y la PDI.
Denuncias de lentitud y falta de acción policial
Según han denunciado tanto la pareja de José como la abogada Soto, existe preocupación por la falta de resultados en la detención de algunos imputados identificados.
Uno de ellos, Pedro Espinoza, cuenta con una orden de detención vigente tanto por este caso como por otro homicidio frustrado ocurrido en febrero de 2025. A pesar de que la viuda asegura haber informado a la Policía de Investigaciones (PDI) de su paradero en reiteradas ocasiones, el sujeto aún no ha sido capturado.
“Yo en diciembre informé a la PDI que este sujeto estaba trabajando en un negocio cerca del sector donde ocurrió el homicidio, pero lamentablemente no me pescaron. Este tipo estuvo prácticamente dos meses trabajando en un negocio cerca del lugar donde mataron a mi esposo y nunca fueron a buscarlo”, afirma la pareja de José.
Añade qué “en el mes de febrero me contacta nuevamente PDI a cargo de la causa para preguntarme si yo sabía algo de él, porque habría estado involucrado en un homicidio frustrado. Es decir, después de asesinar a mi marido en septiembre, vuelve a cometer otro homicidio, y esta vez gracias a Dios la persona se salvó y no corrió el mismo destino que mi pareja”.
Por su parte, la abogada Nicole Soto sostiene que “hay situaciones que dan cuenta de una falta de coordinación entre la orden que da el Ministerio Público dentro de su facultad de investigación y de dirección de investigaciones, versus la realidad y el interés de la Policía de Investigaciones para ejecutar esas diligencias”.
En tal sentido, asegura que “tenemos una persona con orden de arresto y además localizada: Pedro Espinoza. Además sabemos, y la policía también porque les hemos entregado suficiente información, que deambula entre un punto de droga en un lugar que evidentemente es reservado, y el domicilio de la pareja”.
“El tema es que las veces que ha ido PDI lo ha hecho de manera muy mal planificada y Espinoza se les escapa. Nosotros incluso les hemos dicho los horarios en los que pueden ir y cómo pueden ir vestidos. Les hemos dado las características físicas incluso, pero esto al oficial de caso le entra por un oído y le sale por el otro”, subraya.
Condenas abreviadas e identificación de nuevos involucrados
Hasta ahora, solo los dos menores de edad que participaron en la golpiza han sido condenados por el crimen de José Díaz. Ambos aceptaron su responsabilidad a través de un procedimiento abreviado y cumplen actualmente una pena mixta: dos años en régimen cerrado y otros dos en libertad asistida especial.
De acuerdo con la abogada Soto, sus declaraciones ante el tribunal resultaron clave para identificar a otros involucrados que hasta entonces no habían sido formalmente imputados. “A partir de lo que relataron estos menores, surgieron al menos dos personas de interés procesal completamente nuevas, cuya detención aún no se ha concretado”, explicó.
Aunque algunos de los adultos formalizados se encuentran en prisión preventiva, otros -como Pedro Espinoza y dos más identificados como “el Lenteja” y “el Alan”- están prófugos.
Preparación de juicio y nuevas diligencias
La causa se encuentra actualmente en etapa de preparación de juicio oral. La audiencia está fijada para el 18 de agosto. La Fiscalía ya acusó formalmente a los adultos imputados que se encuentran en prisión preventiva, mientras que para otros se evalúa la apertura de nuevas causas por delitos conexos, incluyendo infracciones a la Ley 20.000 (drogas) y la Ley de Armas.
Desde la parte querellante aseguran que buscarán las penas más altas dada la gravedad de los hechos. En esa línea, presentarán un escrito de acusación particular, lo que les permitirá solicitar condenas diferenciadas y argumentar directamente ante el tribunal sobre la responsabilidad penal de cada imputado.
“El nivel de ensañamiento fue extremo. No hay justificación alguna. Esperamos que se haga justicia completa y que se capturen a todos los responsables”, señaló la abogada Nicole Soto.

La familia, por su parte, insiste en que la falta de resultados en las detenciones afecta no solo a su proceso de duelo, sino también a la seguridad del barrio. “Si no detienen a este tipo seguirá atacando. Se sabe impune, por eso ya intentó matar una vez más”, dijo la pareja de José, recalcando que de ahora en adelante cada 18 de septiembre será para ella un amargo recordatorio de la pérdida de su compañero de vida y padre de su hijo.