Un oficio particularmente del sexo masculino, hoy en día se ha transformado también en la fuente de ingresos de mujeres empoderadas, seguras y valientes.
El rol femenino en lo que respecta al ámbito laboral se ha intensificado a partir de los últimos años, puesto que la visibilización que han ganado las mujeres trabajadoras es indesmentible, debido a su constancia, tesón y cercanía en el entorno que suelen compartir.
Labores que antiguamente ejercían los hombres, y que, para una sociedad en mayoría machista, era impensado que el sexo opuesto las desarrollara, hoy es una realidad; no tan solo en el área del transporte, sino también en obras de construcción, talleres automotrices o empresas de seguridad, entre otras.
Por otro lado, es preciso reconocer que las mujeres tienen la capacidad natural de desenvolverse en diferentes facetas, con roles tan únicos y distintivos como el de la maternidad y la crianza, aspectos que deberían ser absolutamente compatibles con su desarrollo laboral y profesional, porque solo así es realmente posible participar y competir en igualdad de condiciones.
Equidad de género, un concepto sujeto a la modernidad, y que aún crea debate, aunque paulatinamente va progresando y los sesgos son cada vez menores.
De hecho, a pesar de los significativos avances en el asunto, todavía existe arbitrariedad referente a la participación de las mujeres como miembros principales en una compañía, lo que evidencia un claro desafío para las empresas buscar la integración de manera equitativa tanto a los hombres como a las mujeres en sus diferentes áreas.
Al fin y al cabo, las mujeres dentro del ámbito laboral son esenciales porque poseen una visión que congrega elementos importantes como el cuidado, o la cercanía y calidez; y como las organizaciones son entidades que trabajan en favor de las personas, donde la responsabilidad social empresarial crece ampliamente, le entregan ese papel, cuyo cruce con las cualidades del hombre, finaliza en una conjugación y unión de características, dando lugar a estrategias poderosas que hacen que una empresa se distinga, dándoles la oportunidad a ávidas mujeres que necesitan demostrar sus capacidades.
MUJER ASALARIADA DESDE 1890
El sitio Memoria Chilena, hace alusión a los primeros trabajos remunerados de la mujer en nuestro territorio, como el incremento participativo de las mismas en el sector industrial, dando origen a la mujer asalariada, que con sus propios medios contribuía a la mantención de una familia, o bien en la crianza solitaria de los hijos, ante la ausencia del hombre.
“Un aspecto social importante del inicio de la industria en Chile, fue el aumento de la participación de las mujeres en este sector económico desde fines del siglo XIX. El trabajo femenino, realizado tanto en establecimientos fabriles como en domicilio, empleó entre uno y dos tercios de las mujeres activas mayores de 12 años. En ciudades como Santiago y Valparaíso, las mujeres trabajaron en la manufactura de alimentos, textiles y vestuario, dando paso al nacimiento de una nueva protagonista de la sociedad urbana chilena: la mujer obrera”, relata la página.
Según datos estadísticos, en Chile hacia 1907 las mujeres constituían casi un tercio de la población económicamente activa, pero su remuneración reflejaba una abismante disparidad en comparación a los sueldos masculinos.
Como resultado de este aumento, las organizaciones femeninas que buscaron defensa y protección se multiplicaron, dando cuenta de un activismo que tuvo importante expresión en la prensa obrera feminista de la época, y que continúa hasta la actualidad en la lucha de igualdad de derechos, cuyas marchas tras el estallido social quedaron de manifiesto.
MUJERES AL VOLANTE
Dos trabajadoras de la empresa de transportes Subus quisieron relatar a PALD su experiencia, luego de decidir la compleja labor a que se dedicarían: conducir un bus con decenas de pasajeros por los alrededores de Santiago, conllevando una gran responsabilidad.
Así es como en ciertas ocasiones nos hemos encontrado con una mujer conduciendo; sensaciones como sorpresa, asombro, o bien extrañeza nos invaden al momento de abordar el bus. Pero a los minutos, ese prejuicio de que solo hombres realizan bien la tarea desaparece, continuando nuestro viaje satisfactoriamente.
MEDIO TIEMPO PARA CUIDAR A SUS HIJOS
Cristina Barahona se dedica a este oficio hace más de dos años, teniendo su licencia que la faculta para el transporte de personas hace cuatro. “Hice el curso para poder optar a esto y tener una fuente laboral más segura, porque ya después de los 40 no te consideran para trabajar ya que te encuentran vieja”,comenzó diciendo la empleada de Subus -que adecúa sus turnos para los fines de semana, por estar al cuidado de sus hijos.
Relata además que le agrada su trabajo, pese a los inminentes peligros en donde se expone por automovilistas agresivos, o sus mismos colegas, irrespetuosos con las normas de tránsito, que muchas veces toman la labor como una competencia. “Me gusta lo que hago, es bien entretenido, a pesar de que tiene hartos riesgos”, confiesa.
Cristina asegura que los sueldos son ecuánimes para todos los conductores, independiente a sexo, y nos habló también del trato de los hombres, a su llegada, recuerda al respecto: “Hay de todo, porque siempre está el comentario machista por ahí (ríe), cuando dicen que si fuera su señora no la dejaría trabajar y esos comentarios”.
Cabe decir que, el amor lo encontró en otra empresa, se enamoró de un colega y hoy mantienen una excelente y estable relación. “Empezamos a ‘pinchar’ después que yo me fui del otro patio y él se fue a otra empresa, porque yo no me meto con compañeros de trabajo (…). En este ambiente es complicado, porque aquí uno debe tener un trato distinto con los hombres, porque algunos son ‘pasados para la punta’”, comentó.
La conductora anteriormente ocupaba el puesto de secretaria en una empresa, también fue ejecutiva de un call center, pero asegura que se ha adaptado a los cambios.
Referente a la opción de llevar a cabo la conducción de un bus, Cristina detalló: “Una excuñada hizo el curso, y como estuve trabajando de Úber en un momento que me quedé sin pega, ella me dio el dato, al principio no me tincó mucho, pero probé y acá estoy”, sosteniendo que el primer día “tiritaba y tenía muchos nervios, de a poquito me fui soltando”.
“HA SIDO UNA MONTAÑA RUSA”
Nacida y criada en Puente Alto, Marisol Reyes maneja buses del Transantiago hace tres años, y en relativo a su experiencia, la conductora argumenta las ventajas y desventajas del oficio: “A mí me encanta mi trabajo, pero a la vez es muy arriesgado para nosotras; de hecho ayer se subieron unos tipos al bus, forcejeando las puertas, a asaltar a los pasajeros y apuñalaron a un joven arriba”.
La grave situación ocurrió mientras conducía un bus del recorrido 205, que cubre el trayecto desde Puente Alto hasta Santiago, pero circula la mayor parte del viaje por avenida Santa Rosa, donde existen sectores de amenazante peligro. “Primero tienes la tensión afuera con los particulares; las bicicletas, las motos, que no tienen precaución, sobre todo los corredores, entonces debes estar al 100% con tus sentidos”, manifestó la vecina del sector de Nocedal.
Marisol trabaja tiempo completo, son siete horas y media que compone cada día, pero por instrucción de la empresa Subus, las mujeres no cumplen labores en horario nocturno, con el fin de dar mayor resguardo, dado que los delitos más violentos, suceden de noche.
Su familia la integran cuatro hijos, su pareja (también conductor) y dos nietos, cuyo esfuerzo ha dado sus frutos en la estabilidad económica. Al ser consultada sobre si tuviera la oportunidad u ofrecimiento en otro rubro laboral, la puentealtina responde: “no, a mí me encanta lo que hago; de hecho, siempre digo que moriré con las ‘botas puestas’”.
Al igual que la entrevistada anterior, Marisol se incentivó con el curso de conducción de buses y en la escuela recibía sugerencias de empresas para desempeñarse al término de esta etapa. Asimismo, añadió que este trabajo proviene de su familia, porque “mis tíos desde siempre han conducido buses, entonces desde chica me crie con eso”.
Por último, Marisol envía un mensaje a esas mujeres que se encuentran cesantes, o bien no están conformes con sus labores. “Diría que se atrevan no más, sí es riesgoso, hay poco tiempo para la familia, pero uno se lo hace igual, puedo decir que estos tres años para mí han sido una montaña rusa”, sentenció.