Adulta mayor realizó un mes de cuarentena en su departamento de población Mamiña junto a su hijo; Fue uno de los primeros casos de contagio en la comuna; Una vez que se recuperó y pudo salir de su hogar, recibió la noticia de que su madre había fallecido por coronavirus.
Fue un año duro para Esperanza Moreno (62), quien luchó por casi un mes junto a su hijo Francisco (30) contra el Covid-19.
Ambos estuvieron encerrados un mes en un departamento de la población Mamiña, donde guardaron cuarentena estricta.
Fueron los primeros casos detectados en la comuna a principio del mes de mayo, cuando el sistema de salud se estaba acomodando para enfrentar al nuevo virus.
“Fuimos con mi hijo Francisco al hospital. Me dijo: ‘mamá sabes que me siento mal. No sé, pero no soy yo’. Llegamos allá y luego que él entró, me llamaron y también me hicieron pasar para hacerme el examen. Después nos dijeron que era lo que teníamos que hacer”, contó la mujer a PALD.
Si bien no estaba la confirmación de haber contraído el virus, lo cierto es que todos los síntomas apuntaban a que madre e hijo habían contraído la enfermedad.
Así llegaron al departamento que ambos compartían y Esperanza comenzó un régimen estricto de aislamiento, que contempló además separar todos los utensilios de la casa por nombre.
“No teníamos la certeza, pero actuamos como si lo teníamos para prevenir, además tengo a mi hija (Nayaret Venegas) que vive en el departamento de arriba junto a mis nietos. Le dije a la doctora que nos encerraríamos, ya que como madre y abuela voy a prevenir”, recordó Esperanza.
Su hijo Francisco, conductor del Transantiago, estuvo complicado los primeros días de cuarentena preventiva.
Perdió el olfato, además de sufrir fuertes dolores de cabeza y cuerpo, además de mareos.
Ella, por su parte, también tuvo los mismos síntomas, aunque de manera más leve.
HIERBAS Y EL DÍA A DÍA
“Al segundo día Pancho estaba ahogado de manera total. Alcanzó a llegar al hospital y le pusieron oxígeno. Después de eso vino un colega de él y nos recomendó un té de hierbas (manzanilla, jengibre y miel) además de dos aspirinas de 100 mg. Todos los días nos tomábamos eso”, rememoró Esperanza.
–¿Cómo lo hacía con el día a día?
-Mi hija me venía a golpear la ventana y me preguntaba qué necesitaba. Yo le hacía un listado y ella iba a comprar. Así lo hicimos por casi un mes. No salíamos a ninguna parte. Yo le pasaba la plata con guantes.
Esperanza y Francisco de a poco fueron mejorando y a finales de mayo ya estaban totalmente recuperados.
En ese mismo periodo fueron contactados desde el recinto asistencial donde le confirmaron que habían sido contagiados de Covid-19.
Sigue leyendo en nuestra edición impresa.