Patricio Antonio Santander Bravo, actualmente de 48 años, padre de tres hijos, es un ejemplo viviente de resiliencia y superación. Su vida cambió radicalmente a los 11 años cuando un grave accidente le costó las dos extremidades inferiores y truncó sus sueños de convertirse en un futbolista profesional. En ese entonces, Patricio destacaba en las divisiones inferiores de Colo Colo, proyectándose como un prometedor jugador gracias a su imponente físico de 1.78 metros.
Sin embargo, la vida tenía otros planes para él. A pesar de los duros golpes, Patricio nunca perdió su espíritu deportivo. A los 16 años, decidió cambiar de rumbo y se dedicó al deporte paralímpico. Su determinación lo llevó a participar en la Maratón de Puente Alto, donde obtuvo el segundo lugar en la categoría individual y el primero por equipos. Su talento y esfuerzo lo impulsaron a entrenar intensamente para el Nacional de Antofagasta, donde se consagró campeón en los 100, 200 y 400 metros planos, estableciendo récords nacionales durante tres años consecutivos.
El Comité Olímpico no tardó en notar su talento, integrándolo a la selección chilena de atletismo para competir en un torneo internacional en Argentina. A pesar de la desventaja de usar una silla de ruedas de 18 kilos frente a la de 4 kilos del campeón argentino, Patricio obtuvo el segundo lugar. Además, se destacó en levantamiento de pesas, ganando una Medalla de Oro y estableciendo un récord nacional al levantar 195 kilos.
Hace dos años y medio, el Departamento de Discapacidad y la Municipalidad de Puente Alto, liderada por el alcalde Germán Codina, entregaron a Patricio una silla de ruedas motorizada, mejorando significativamente su movilidad. La emoción y gratitud de Patricio en ese momento fueron palpables, y agradeció públicamente este apoyo que cambió su vida.
En paralelo, junto a su esposa Laura Zapata Albariño, Patricio ha trabajado incansablemente en su comunidad. Hace tres años, organizaron un club de adultos mayores y una olla solidaria en la Villa Nocedal durante la pandemia, proporcionando más de 250 almuerzos diarios a discapacitados y personas mayores, con el apoyo del municipio y particulares. Laura, encargada de este grupo solidario, y Patricio vivían en la sede, dedicándose de lleno a esta noble causa.
La vida no ha sido fácil para Patricio. Hace un año sufrió la pérdida de su madre, un golpe del cual aún no se recupera completamente. A pesar de este dolor, sigue adelante con la misma fuerza que lo ha caracterizado siempre.
Hoy, Patricio trabaja como inspector de la línea de colectivos 4059, que va a Pirque desde el paradero de Las Mercedes. Desde hace un año y medio, se le puede ver en esta línea, demostrando que un accidente no puede truncar la vida de alguien con determinación y coraje. Patricio Santander Bravo es un ejemplo de superación y una inspiración para todos aquellos que enfrentan adversidades, demostrando que la discapacidad no es un impedimento para llevar una vida plena y significativa.