Desde hace 14 años que el puentealtino se dedica a tiempo completo a la práctica de esta medicina alternativa en la comuna.
El biomagnetismo es un enfoque revolucionario, científico y terapéutico del bienestar que difiere de la medicina tradicional, la homeopatía, las hierbas y las terapias naturales, pero es perfectamente compatible con cualquier otra modalidad tradicional o alternativa.
Se trata de uno de los usos alternativos de los imanes, que representa un enfoque de salud practicado internacionalmente que se esfuerza por lograr un equilibrio bioenergético en el cuerpo humano, es decir, el estado de salud natural conocido como “homeostasis”. El biomagnetismo apareció por primera vez en la Ciudad de México, en 1988 y fue descubierto por el médico Isaac Goiz. En este sentido, el biomagnetismo estudia, detecta, clasifica, mide y permite la corrección de los desequilibrios de pH en organismos vivos.
En Puente Alto, Pablo Salvatierra (64) nacido y criado en la comuna, se dedica desde hace 14 años a la práctica de esta medicina alternativa, contando según el mismo dice, con “miles de clientes” a lo largo de los años, que vuelven a visitarlo debido a los beneficios y buenos resultados que su terapia les proporciona.
“Primero que todo, quiero dejar en claro que toda medicina alternativa es una cuestión de fe”, señala Salvatierra. Cuenta su primer acercamiento a este tema fue por su hijo, que sufría de déficit atencional, y por su esposa, que atravesaba una depresión: en ambos casos, la médica tradicional no parecía surtir ningún tipo de efectos.
“Una hermana me contó que iba a venir al país un mexicano a dictar unos cursos de biomagnetismo, era Isaac Goiz, uno de los pioneros en todo esto. Ella los tomó, y luego atendió a mi hijo y a mi mujer, quienes mostraron avances, y yo de forma colateral, por así decirlo, comencé a interesarme. Yo hasta a ese entonces trabajaba como contratista para varias empresas”, sostiene.
Fue así como empezó a investigar más y más sobre el biomagnetismo, y una vez que aprendió la técnica, partió atendiendo más que nada a familiares, “pero como tengo hartos amigos, empezaron a saber sobre esto que hacía, y se atendían conmigo. Llegó un momento en el que los hijos estaban más grandes, ya profesionales, habían menos preocupaciones económicas, y como se dice, ¡me lancé no más!”.
ATENCIÓN PARA TODOS
Actualmente, don Pablo Salvatierra atiende en su hogar ubicado en Germán Ebbinghauss #0138, cercano a la Papelera. “Se vienen a atender conmigo no solo gente de la comuna, llega gente de Ñuñoa, de Isla de Pascua, de regiones, hasta extranjeros. La mejor publicidad que he tenido en todos estos años ha sido el boca a boca, los buenos comentarios de mis clientes, los que siempre vuelven, y con quienes ya con el tiempo se van convirtiendo en amigos”, afirma.
Ante la pregunta de si la gente lo ha ido a consultar por el tema de Coronavirus, señala: “la primera prueba masiva la llevé a cabo en marzo del año pasado, en una empresa de transportes ubicada en La Pintana. Realicé dos terapias en dos semanas consecutivas, a sus trabajadores. Atendí cerca de 50 personas, desde secretarias, choferes, mecánicos, etc. ¿Y sabe? Pasó un año y hasta la fecha, nadie se ha contagiado, ni siquiera han tenido un resfriado”.
Un punto que Salvatierra destaca es que no pretende hacerse “rico” con el biomagnetismo, pues “atiendo a mucha gente que sé no cuenta con muchos recursos, y eso no es un impedimento. Mis servicios a la vez son mucho más accesibles que en otros lugares. Mi idea no es lucrar con las falencias o enfermedades de una persona, que en muchos casos se encuentra desamparada por el sistema público o privado de salud”.