El llamado fue realizado durante una de las jornadas escolares del Colegio Santa Joaquina de Vedruna, donde se lanzaron globos blancos además de la lectura de un emotivo testimonio de una apoderada.
“Queremos hacer un llamado a quienes forman parte de nuestra comunidad y hacer notar que cada niño, que cada niña, que cada joven, tiene derecho a vivir en un ambiente de tranquilidad, de paz”, señaló la directora del establecimiento educacional, María Soledad Rojas, al comenzar el “Acto por la vida y la No Violencia”.
El Colegio Santa Joaquina de Vedruna de Puente Alto se ubica a pocas cuadras de la población Carol Urzúa, teniendo a apoderados y alumnos que viven en la zona aún conmovida por la muerte de 5 vecinos en una descomunal balacera al interior de un negocio.
Es por esta razón que niños y profesores hicieron peticiones de “no más balaceras ni muertes”, “paz en el corazón”, “vivir en paz”, lanzando globos blancos al cielo tal como lo revela un video difundido por el colegio publicado en nuestro portal de noticias.
También quisieron hacer públicas las emotivas palabras de una apoderada, en una carta que escribió para toda la comunidad que la adjuntamos a continuación.
Buenos días profesora:
Me doy el tiempo de escribirle porque creo que es una buena instancia para felicitarlos como colegio, vale la pena resaltar las buenas acciones que genera el colegio para nuestras niñas/os en general, tal como la charla de la semana pasada y la jornada de reflexión que han decidido tener. De verdad creo que es necesario y los felicito por eso. Gracias.
Además, me gustaría en lo posible, compartirles a las niñas una reflexión personal… Sólo serán 5 minutos:
En general es difícil aprender de una reflexión o de una experiencia ajena, pero ojalá pudiésemos ponernos en el lugar del otro, a qué me refiero con esto… Todos vimos en las noticias de la semana pasada de una balacera en la comuna, donde fallecieron 5 personas. En las redes sociales podemos ver comentarios como: “qué bueno”, “5 menos”, “puros delincuentes”, y más.
Pero es difícil saber la verdadera historia que hay detrás de cada persona.
Es posible que en el mismo curso de mi hija o en otros, hayan niñas/os de la población Carol Urzúa, tan cuestionada por estos días, y también es posible que por esta u otras historias las niñas/os sean estigmatizadas solo por el hecho de vivir ahí.
Y es ahí donde me pregunto, qué tan bien lo estamos haciendo como padres, dónde están los valores de los que tanto hablamos, ¿por qué tenemos niñas de 12 años que saben defender sus posturas, pero muchas veces no saben de empatía?
Les damos todo lo que podemos, sin explicarles la historia que hay detrás, brevemente les cuento que:
Hoy soy mamá, tengo un título universitario, un “buen” trabajo, vivo en un “condominio”, encontré al amor de mi vida, tenemos un auto “nuevo”, a veces salimos a comer “afuera”, paseamos “fuera” de la ciudad, etc…Entre comillas está todo de lo que presumimos hoy en día.
Pero la vida que tengo no fue así siempre, me crie en la Población Carol Urzúa, viví ahí hasta los 16 años, ahí también fui feliz, tuve buenos amigos y buenos vecinos.
Años después de que nos fuimos de ahí con mi familia, nació mi hija y fue una vecina de ese barrio quien la cuidaba mientras yo trabajaba y estudiaba. Esa señora también cuidaba de su nieto, Yerko, un niño de aproximadamente 8 años, un niño sano, de mente infantil acorde a su edad, alegre, regalón de su abuela, que ayudaba a entretener a mi hija mientras yo llegaba. Ese niño murió en la balacera de la población Urzúa el jueves recién pasado, cuando tenía 18 años.
Su abuela, quien aún es amiga con mi madre, siempre nos contaba que su nieto seguía igual. Igual de infantil, sano, no tomaba alcohol, no se drogaba como otros jóvenes de su edad, seguía siendo regalón de su abuela, todavía dormía con ella, nunca se quiso ir a vivir con su madre, porque sentía que le debía mucho a su abuela, quien había cuidado de él toda su vida, quería seguir estudiando y sacar a su abuela de esa población. Tenía sueños, sueños que muchos hijos hemos tenido y pocos han hecho realidad.
Su abuela dijo textual “Ahora solo me sacará al cementerio…”
Este fin de semana solo he pensado en lo afortunada que es mi hija, cómo muchas otras, que pueden salir a la plaza de su barrio tranquilas, que no tienen que tirarse al suelo cada vez que escuchan balazos fuera de su casa, que no tienen que ver cómo nadie se droga en la esquina de su casa ni peleas de bandos contrarios…
Pero sentí la necesidad de contarle que no todas las niñas, ni niños en general tienen esa fortuna, porque eso es lo que es. Fortuna no es el dinero de la cuenta bancaria, fortuna es poder estar en tu casa en paz, calentitos, riéndose de cualquier cosa. Pero no por tener fortuna podemos ignorar lo que pasa un poco más allá.
Sabemos que Yerko estuvo en el lugar y en el momento equivocado, pero eso es también una consecuencia de vivir en un lugar consumido por la droga y la delincuencia, y eso no puede ser un motivo para estigmatizar a todos los que vivan ahí.
Niñas, pónganse en el lugar de los demás, empaticen, solidaricen, agradezcan, promuevan la paz en sus actos, eso las hará grandes personas y las llevará a sentirse bien consigo mismas.
Saludos cordiales
Lady Tavie
Apoderada Colegio
Santa Joaquina de Vedruna