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Las constantes reinvenciones laborales de Juan Peñailillo

Por distintos rubros ha transitado en su vida, siempre con buenos resultados. “Las oportunidades se me ha han dado y las he aprovechado”, sostiene.

Cerca de cuatro décadas lleva viviendo Juan Peñailillo Moyano (79) en Puente Alto, llegando a la Población San Carlos a principios de los 80, sector en el que se ha destacado por su labor en pro del bienestar de la comunidad, siendo actualmente el presidente del Comité de Adelanto del sector, ayudando a  la vez a conformar diversas organizaciones vecinales.

Pero esta vocación de ayuda viene ya desde su primer empleo, desarrollando labores en la Chile Exploration Company, la que luego pasaría a ser Codelco tras la chilenización del cobre. “Me tocó  hacer el Servicio Militar en el norte, en el Regimiento Reforzado Motorizado Nº15 de Calama. Mi hermana vivía allá y mi cuñado trabajaba en la minera. Y me quede allá, probando suerte”, señala don Juan.

En la empresa llegó al puesto de capataz en la sección de la Planta de Sulfuro. A nivel social, destacó por sus gestiones en la formación de la JJVV del sector, un club deportivo y un centro de madres (los actuales clubes de adulto mayor), entre otros.

            Cuenta que con el correr de los años, y debido a la convulsión político/social que vivía el país por aquellos años (principios de los 70’s) el ambiente  estaba volviéndose bastante “complicado” en la minera. Tras el golpe, dice que mucha gente fue despedida, y que en su caso, renunció voluntariamente. “Llego mucha gente nueva, la que mandaban desde Santiago. Yo los mandaba a hacer tareas diversas, lo que no les gustaba y simplemente no las hacían. Así no se podía seguir trabajando de forma normal”.

REGRESO A SANTIAGO, AL SUR Y NUEVOS  TRABAJOS

Es así como don Juan vuelve a la capital, en donde, con lo ahorrado y el finiquito, compra una botillería en el paradero 22 de La Cisterna, en la que afirma que le iba “re’ bien”, la que duró cinco años. “Después me compré dos camiones, los que trabajaron para la Lechera del Sur. Estuve como trasportista repartiendo productos lácteos  en diversas ciudades del sur del país”.

Sus pasos luego lo llevarían a Coyhaique, instalando una ferretería, y con su camión, recorrió  toda la Carretera Austral. Consultado por estos cambios tan distintos de rubros laborales a través de los años, responde: “Se me han abierto las puertas, he tomado las oportunidades y las he aprovechado. Me ha ido bien, lo que siempre agradezco”.

Una vez más, regresa a Santiago, trabajando esta vez en el trasporte público, como chofer del recorrido 55, la que transitaba de Plaza Egaña a Estación Central. Tras  seis años, adquiere un taxi, siguiendo de esta forma ligado al rubro del transporte. Es ahí cuando llega a establecerse definitivamente a la comuna de Puente Alto, comprando su casa.

“Nos dedicamos al comercio con mi señora vendiendo ropa, la que repartían  a los clientes, los antiguos semaneros, que se encargaban de los despachos. En eso estuvimos harto tiempo”, indica.

Una de las primeras tareas que se propuso don Juan al llegar en su barrio, fue la de formar organizaciones vecinales. Dice que si bien los primeros intentos no resultaron muy bien, ya con los años, y gracias en parte a su gestión, se lograron formar clubes de adulto mayor y JJVV. Dice que su trabajo llega hasta ahí, sin inmiscuirse en su funcionamiento orgánico. Eso sí, lidera el Comité de Adelanto Eduardo Cordero, en el que junto a sus miembros se encargan de realizar gestiones para el bienestar de los vecinos. “Me gusta ayudar socialmente, es algo que realmente me llena como persona”,asegura Peñailillo.

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