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Juan Carlos de Diego, manteniendo la tradición del calzado artesanal en cuero

El artesano aprendió este oficio de su padre. “Con constancia, dedición y amor he logrado mantenerme en el negocio”, asegura.

En la Feria Las Mercedes, ubicada en el estacionamiento del centro comercial Espacio Urbano, cercana a la Estación de metro del mismo nombre de la Línea 4, se encuentra el local de  venta de calzado artesanal “Conny”, el cual es atendido por su propio dueño, Juan Carlos de Diego, quien aprendió dicho oficio de su padre hace ya tres décadas.

“Me quedé sin pega en una empresa en la que llevaba ya siete años, desde que llegué a Puente Alto. En eso, comencé a ver cómo trabajaba mi padre, que se dedicaba desde años a la fabricación artesanal de calzado en cuero. Poco a poco me fui ‘adentrando’ en ese mundo, me gustó mucho el oficio, y juntos comenzamos el negocio”,señala de Diego.

De esta forma, se convirtió en el heredero de una tradición familiar, siendo el único de sus hermanos que se dedicó a esta actividad, negocio que creció al asociarse con otras personas para luego montar un taller.

Cuenta que antes la venta de calzado en cuero artesanal era muy buena, pero que con la aparición de los zapatos chinos en el mercado nacional, de menor calidad y bajo costo, el panorama se volvió complicado, lo que afectó a todos quienes mantienen este oficio, llevando lamentablemente a muchos emprendedores de este rubro a la quiebra.

“Es algo parecido a lo que pasó con las empresas que fabricaban productos de vestir, con telas de muy buena calidad, y que con la llegada de la ropa americana les fue difícil competir. En el caso nuestro, los zapatos que se comenzaron a vender eran de material sintético, de calidad muy inferior. Que la gente sepa que un producto chino nunca va  a ser de cuero. Como dato, éste es un material poroso, lo que hace que absorba la humedad, y en el caso del calzado, cuida mucho sus pies”.

SINÓNIMO DE CALIDAD

Consultado en relación a cómo ha logrado aún estar en el negocio en todos estos años, pese a las dificultades y compitiendo con menores costos, comenta: “Con constancia, dedición y amor he logrado mantenerme. Estoy acá de lunes a lunes, de 10 de la mañana hasta las 20:30 más o menos. Si bien ya no fabrico, pues en esa tarea están hoy otros socios, atiendo todo el día a los clientes, de forma cercana y amable, y con toda la experiencia que tengo, respondo todas sus dudas”.

Asimismo, agrega emocionado: “Creo mi padre estaría muy orgulloso de vernos hoy día. Fíjese que desde su muerte, en el 2017, que no heme tomado un solo día de descanso”.

El cariño y los excelentes comentarios de quienes han adquiridos sus calzados –chalas, zapatos, botas, botines, etc.- es algo que dice lo gratifica mucho. “Que la gente compre un producto de  buena calidad, chileno, y que se valore, es algo excelente. Muchas personas vuelven y me felicitan. ‘Le compré una chala  hace cinco años y aún está impecable’, me dicen por ejemplo”,sostiene.

(Nota y fotografías en edición impresa de sábado 29.2.20)

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