Un joven criado en un sector vulnerable, que desde niño ha tenido ansias de superación y lo ha conseguido a punta de motivación, esfuerzo y sacrificio.
El destacado boxeador puentealtino Joseph Cherkashyn, conocido en el ambiente como El Ruso, ganó el pasado fin de semana el título chileno de peso mediano, con un gimnasio Gabriela colmado de fanáticos, quienes lo apoyaron en medio de un combate difícil frente al iquiqueño Octavio Faúndez, quien ostenta el lugar número dos a nivel nacional.
En tanto, el pugilista permanece invicto en el profesionalismo, derrotando a tres rivales por Knockout. Tras su última victoria, prolongó su éxito a 8-0.
La pelea constó de 10 rounds, siendo el primer cetro que el joven de 30 años obtiene en el ámbito profesional. Cabe destacar que la decisión de los jueces fue unánime, al vencer a su contrincante por 99 a 89 puntos.
“Disfruté tanto ese momento, gocé la pelea como nunca, levanté el cinturón, me subí en las cuerdas del ring, era como tener una fiesta en el patio de mi casa con mi gente, fue un sueño hecho realidad”, expuso sobre el combate.
De su importante triunfo y mucho más, El Ruso conversó con PALD, revelando la historia que ha acontecido a lo largo de su carrera, pasando por aspectos de su vida privada, como también los sueños que quedan por cumplir.
“MI MADRE ES MI REFERENTE”
Joseph Alexander Cherkashyn Romo nació en la ciudad de Concepción, para trasladarse a los tres años a la población El Volcán 1 junto a sus padres y hermanos. Cursó la enseñanza básica en el Colegio Maipo, para luego terminar la etapa media en el Liceo Puente Alto, señala que, si bien tenía buenas calificaciones, era “un poco desordenado”.
Luego ingresó a la Universidad de Las Américas a estudiar Educación Física, de donde se licenció. Recuerda el pugilista ese momento: “A los 19 años empecé en la Selección Nacional, y a los 22 entré a la universidad”.
Su apodo nació porque proviene de una familia rusa-alemana, que se instaló en Chile a raíz de la Segunda Guerra Mundial. Confiesa que es el segundo de siete hermanos y que sufrió un gran golpe anímico, debido a la repentina muerte de su padre, quien tenía 49 años. “Mi papá falleció cuando yo tenía nueve años, tuvo un accidente automovilístico que le ocasionó un derrame cerebral”.
De tal forma, Joseph debió reunir fuerza para apoyar a su familia, sobre todo a su madre Ivonne Romo, que se vio obligada a criar sola a sus hijos, desempeñándose como comerciante en distintas ferias y persas de la comuna.
Asegura que “tuve una infancia muy dura, desde chico ayudé a mi mamá, pero salimos adelante gracias a Dios”, agregando que “todo eso me dio herramientas para pelear, y ser el boxeador que soy hoy en día”.
“Mi madre es todo, sin ella no estaría viviendo estos triunfos, ella es mi referente”, afirmó el profesional del ring.
PERÍODO DE TRANSFORMACIONES
Un radical cambio en su vida surgió cuando abandonó la población El Volcán 1, para trasladarse al Centro de Alto Rendimiento (CAR), recinto ubicado al interior del Estadio Nacional, diseñado para asistir integralmente a destacados deportistas bajo modernas técnicas de apoyo al entrenamiento, que consideran variables físicas, técnico-científicas, deportivas, psicológicas y sociales.
“Estuve concentrado cinco años, mientras estuve ahí (CAR) estudié mi carrera por una beca deportiva al ser seleccionado nacional; luego me independicé para vivir con mi mujer”, sostuvo El Ruso.
UN JOVEN CRIADO EN BAJOS DE MENA
El sector del extremo surponiente de la comuna es conocido por ser una zona que presenta altos niveles de vulnerabilidad social, donde la crisis en materia de inseguridad, educación y delincuencia se acentúa día tras día.
Pese a que la infancia del campeón nacional fue compleja, donde en tal población la droga es de fácil acceso, Joseph logró evadir el flagelo que afecta a miles de niños y jóvenes; si bien reconoce que probó ciertas sustancias, el gusto por el deporte lo alejó de erradas decisiones. Al respecto, añade: “Uno en el ambiente prueba cosas, pero nunca fui drogadicto como dijeron en otro reportaje, estuve metido en el mundo, carreteando, jodiendo y perdiendo tiempo, pero mientras era adolescente”, recalcando que la duración llegó hasta que ingresó al boxeo que se convirtió en su “vía de escape”.
“Decirles a los muchachos que se incentiven en el deporte, porque todo es posible, mi meta es llegar a pelear en Las Vegas y sé que lo lograré algún día”, aseguró.
OTRO DE SUS PILARES: FRANCISCA
Joseph Cherkashyn sostiene una relación hace 11 años con su pareja Francisca, a quien conoce desde niño por ser compañera de colegio. Ambos se reencontraron después de varios años en las icónicas reuniones que se organizaban a través de Facebook, pero no fue en ese momento el comienzo del amor, el boxeador detalla: “Esa vez fue una junta de los compañeros de octavo y ahí empezamos a conversar, a salir y así nos fuimos enamorando”.
Además de su madre, la joven profesora de inglés también ha sido parte fundamental en el desarrollo de la trayectoria pugilística del puentealtino; actualmente adquirieron su casa propia en el sector de Pedro Aguirre Cerda de la comuna, lugar donde viven junto a su “perrihijo” de raza bóxer.
AMOR POR LOS PERROS
El joven se considera un apasionado doglover, comenta que hace dos meses se encuentra viviendo un duelo, debido a la triste pérdida de uno de sus “hijos”como cariñosamente los nombra.
En el reciente enfrentamiento donde se coronó campeón, homenajeó en su estelar vestimenta a su recién fallecido perrito Apolo, un gran danés arlequín que lo acompañó durante 5 años y que sufrió una repentina afección cardíaca. No ha sido fácil la partida de la mascota, puesto que Joseph y su pareja lo consideraban como un verdadero hijo.
Acerca de aquella desgracia, Joseph expresó: “Fue muy duro, era realmente un hijo, a todos les digo que tuvo una mejor infancia que la mía, y me siento muy orgulloso porque soy yo quien se la dio; fue un shock porque en la mañana lo estaba paseando y en la noche velando, todo muy sorpresivo y triste. Por eso mi short y el traje era con sus colores, tenía bordado su nombre” resignándose a que “tuvo una familia muy feliz”.
IMPENSADO INICIO EN EL RING Y GRANDES SATISFACCIONES
Joseph recuerda haber acompañado a uno de sus amigos a boxear, el -en ese tiempo adolescente- ansiaba conseguir masa muscular, reconociendo que lo hizo por un fin estético, porque “era un tipo muy flaco”.
Gracias a ese inesperado episodio es que al boxeador le cambió la vida rotundamente; relativo a eso, explica: “Ahí empecé a boxear y me quedé pegado en el gimnasio, llevaba un mes de entrenamiento y me hicieron debutar, ganando por KO en el segundo round”.
Desde que empezó en el boxeo, ha conseguido diversos logros y triunfos a nivel olímpico, asimismo, el integrar la selección nacional le dio la posibilidad de conocer más de 15 países hasta ahora, el deportista se refiere: “Estuve ocho años en la selección olímpica y ahí recorrí todo el mundo; tengo medallas en juegos Odesur, Bolivarianos, Panamericanos, Continentales, Mundiales, en muchas copas por Latinoamérica, fui campeón de Chile varias veces, también en cuadrangulares, Copa Dominicana”, entre otros.
El respaldo que el boxeador profesional ha recibido en la comuna cabe destacarlo. Por lo mismo, Joseph elogia la labor que han tenido autoridades y personas ligadas a su formación: “Agradecer primero que todo a la profe Martina, que ha estado conmigo desde que debuté, al alcalde Germán Codina junto a la Corporación de Deportes, mi mujer que es mi pilar, mi padrino Esteban Jorquera, Claudia Besoain, entrenadores muy importantes como Jesús Martínez que me formó y actualmente estoy entrenando con su hijo. A mi madre, mi ídola y referente, que salió adelante con siente enanos y sola, son muchas bendiciones”, cerró el campeón nacional Joseph Cherkashyn.