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Frenos Santiago: el taller familiar que hace 44 años repara los vehículos en Puente Alto

Orlando Henríquez, de 87 años, lleva toda su vida ligada a los vehículos. Trabajó doce años en la Fundición Libertad, luego de ganar un concurso como dibujante técnico. Sin embargo, su tío, que tenía un negocio en Santiago, le comentó un día que quería cambiar de rubro, trabajar con él y le permitió escoger el nuevo destino.

Fue así como Orlando llegó hasta la locomoción colectiva. Hasta hoy no está seguro por qué tomó esa decisión, dice. En 1964, buscando mejores precios, llegó hasta Puente Alto. Llegaron a tener nueve taxis buses entre los dos. Pero, finalmente, se separaron y Orlando perdió el gusto por la locomoción.

Pero ese trabajo le permitió descubrir una necesidad. No había en el sector un lugar para, por ejemplo, cambiar balatas o aceite. “Había Shell, Esso y Copec, pero ellos vendían los tarros de aceite muy caros”, comentó Henríquez.

Para las balatas, por otro lado, había que viajar a Santiago, a calle Brasil. El traslado era difícil. Por eso, en 1980 decidió instalar un taller con balatas, lubricantes y frenos, justo frente al local que hoy tiene junto a su hijo Tomás Henríquez. Fueron uno de los primeros talleres en la zona.

“Esta calle era estratégica para la promoción. Había que parar en la esquina con un tarrito de aceite para echarle a las máquinas en un viaje a Santiago”, recordó Orlando.

Finalmente, en 1998 se instalaron en Sargento Menadier 51, local que diseñó el propio Orlando, ocupando en partes material reciclado. “Todas estas construcciones, son obras mías. Yo fui de todo aquí. Fui ingeniero, calculista”, aseguró.

Hoy Frenos Santiago es un negocio familiar, su hijo Tomás Henríquez, mecánico automotriz, tomó las riendas del taller. Lo modernizó, invirtió en nuevas tecnologías, capacitó trabajadores y le dio una estructura definida. Además, trabaja con su primo Ignacio, quien es especialista en escáner y vehículos de gama alta.

La especialidad son los frenos, pero también hacen cambios de balata, pastillas, discos, rectifican tambores y se pueden encontrar todo tipo de repuestos de frenos, filtros, aceite, balatas y discos. Incluso, tienen repuestos de vehículos chinos que cuesta mucho conseguir en otros lugares.

Los clientes de tantos años los prefieren por la transparencia, dice Tomás. Ese es el sello del taller. “Nosotros preferimos que el cliente esté aquí y esté mirando lo que estamos haciendo”, aseguró.

Hoy son tres propiedades conectadas, trabajan 16 personas y tiene capacidad para atender a 15 vehículos en simultáneo. Hace poco habilitaron una sala de estar, con sillas y televisión, para que los clientes puedan esperar. En un día habitual trabajan en más de 30 vehículos.

Por eso, Frenos Santiago está constantemente invirtiendo en nuevas tecnologías, capacitaciones y pendiente de los avances del mercado automotriz, para seguir atendiendo, como hace 44 años, a todos los clientes, vecinos y vecinas de Puente Alto.

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