Julio Silva y María Teresa Casanova no lo están pasando bien en su casa tras ser asaltados por un grupo de delincuentes.
No están durmiendo bien y siguen en estado de shock tras lo vivido el 10 de diciembre.
El día 10 de diciembre de 2020 sería una fecha difícil de olvidar para Julio Silva Cucullú y María Teresa Casanova Reyes, ambos de 72 años, tras ser asaltados por un grupo de delincuentes quienes los siguieron desde el centro de Puente Alto hasta las cercanías de su vivienda.
Ese día, ambos concurrieron a la caja de Compensación Los Héroes y al banco BCI para retirar una pensión solidaria de 600 mil pesos y el primer retiro del 10% de la AFP.
En medio de estos trámites, fueron “marcados” por una banda de delincuentes que los siguieron incluso en las compras que realizaron y hasta que abordaron un colectivo que los dejaría en la villa Oscar Bonilla.
Allí y a pocos metros de su hogar fueron interceptados y agredidos brutalmente
“Me dijeron que no me moviera y todo. Cortaron mi cartera y mi bolso y se lo llevaron”, contó María Teresa tras el indignante episodio.
En tanto a Julio lo agredieron en el suelo con golpes de pies y puños hasta que lograron arrebatarle el dinero del 10% de la AFP que había retirado.
Luego de este traumático y doloroso hecho, ambos pasaron de la alegría e ilusión a un shock emocional que los tiene con un miedo constante.
María Teresa no ha podido conciliar el sueño desde ese día junto a su esposo.
Cualquier ruido o movimiento hace que se levanten de la cama y vayan a ver la ventana o simplemente se quedan despiertos hasta que amanece.
“No hemos podido dormir. Los hijos están preocupados. Todos hemos estado muy intranquilos. Pero lo que ha sido muy lindo es que los abuelitos nos han venido a ver y nos traen mil pesitos, y nos han ayudado. Todos, vecinos y familiares”, contó a PALD María Teresa.
FE, SALUD Y ARREPENTIMIENTO
Esta mujer es parte activa de la Iglesia Católica, donde ha trabajado en distintos roles por más de 45 años, incluyendo visita a enfermos, responsos y otras actividades.
María Teresa sufre de diabetes, hipertensión, insuficiencia cardiaca, artrosis y gota en los pies. Sin embargo, tanto ella como don Julio son autovalentes.
Ella tuvo que dejar sus labores religiosas por cuidar a su querido Julio, quien padece un cáncer al hígado desde hace más de dos décadas, período en el que lo han operado dos veces.
“Lo están tratando con sangrías, porque el hígado se enferma con pastillas. Han sido más de 100 sangrías”, detalló esta adulta mayor.
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