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El silencioso asedio de la delincuencia en Pirque

PALD se dirigió hasta el domicilio de una familia pircana que esta semana sufrió un robo. No hubo víctimas fatales, tampoco heridos de gravedad. Sin embargo, el afectado asegura que los delincuentes estudiaron todos los movimientos de su familia.

La violencia en actos delictivos ha ido en aumento. Si bien, la delincuencia es una constante en cualquier sociedad, en el último tiempo es común ver noticias en las que personas han sido asesinadas por un vehículo y hasta por un celular.

En ese contexto, familias completas han buscado nuevos horizontes con el deseo de vivir en tranquilidad y con la mayor seguridad posible.

PALD entrevistó a C., un hombre que, por seguridad, solicitó resguardar su identidad y la de su familia. Vive en Pirque junto a su esposa y sus hijos. A raíz de lo que veía en televisión sobre la delincuencia, decidieron moverse a la comuna, a una parcela donde estar más tranquilos.

               Cuenta que el día lunes su esposa sufrió un asalto que no fue violento, pero que reveló otros detalles que lo dejaron con la misma sensación de inseguridad.

“El día lunes salí en la hora habitual a buscar a los niños al colegio, a eso de las 15:30. Fui y volví con los niños, cerca de las 16:00 horas. Y cuando entro con el vehículo, veo que está saliendo gente por el costado de la casa, van saliendo con cosas, como si estuvieran saqueando”, relata.

Tres antisociales ingresaron a su vivienda, precisamente, a la hora en que él no estaría. Y no solo eso, sino que es el horario en que todos los padres de los 11 niños que viven en el conjunto de parcelas, van a los respectivos colegios para retirarlos. Es decir, los delincuentes sabían los movimientos de C.

“La única ventana de tiempo para que yo no estuviera aquí, era esa. Y varios niños también van al mismo colegio, por lo tanto, también mis vecinos estaban allá. Entonces, era el momento preciso para ingresar a las parcelas”, indica.

C. es ingeniero informático y trabaja desde su casa. Viven hace dos años en la parcela y es un lugar muy tranquilo. Lejos de las oleadas de delincuencia que no dan tregua.

El asalto duró 20 minutos. Cuando C. llegó y los vio, empujó a uno de ellos, mientras los otros lo insultaban, por esa razón asegura que todos eran chilenos. “Maten a ese conchesumadre”, gritaron mientras intentaban huir.

“Se arrancaron por el lado. En ese momento, corrí hacia donde estaba mi señora y sale ella de la habitación con algo en las manos, la habían maniatado… Ella fue a ver a las vecinas y yo me quedé llamando a Carabineros”, detalla sobre el suceso.

El trabajador explica que al costado de las parcelas hay un camino lateral que lleva a un terreno agrícola. Por ese lugar ingresaron los antisociales. Junto a sus vecinos están intentando comunicarse con el dueño para ver la opción de cerrar ese sector.

“Pasan aquí a menudo (en el camino lateral). De repente yo he pasado por ahí y hay latas de cervezas. Uno se muestra para que vean que no está solo. Tienen toda la libertad para recorrer en ese camino interno hacia esa viña, entonces, tienen la posibilidad de mirarnos y estudiarnos”, señala C.

LA FÉRREA REACCIÓN DE SU ESPOSA

Al momento en que PALD visitó a la familia afectada, su esposa no estaba en la vivienda.  Sin embargo, C. detalla la entereza y control con la que actuó frente al intempestivo robo.

“Lo que ella me contó es que después que yo me fui a buscar a los niños, ellos entraron por el costado y entraron a la pieza: la obligaron a acostarse en la cama, la maniataron y empezaron a sacar cosas”, dice.

El ingeniero explica que su esposa estuvo tranquila en todo momento, incluso, trató de decirles dónde estaban las cosas para que ellos no se descontrolaran.

“Impresionante. Mantuvo la calma a un nivel que no sé cómo lo logró, y ahora le está pasando la cuenta y le va a pasar la cuenta por harto rato; porque ese nivel de calma, y calmar a los otros, no es normal”, destaca sobre su mujer.

Días después del violento episodio, ella comenzó a manifestar las consecuencias de haber estado bajo tanto estrés y, en definitiva, controlar la situación.

“Está bien, el mismo día estaba bien, pero ahora está con una serie recurrente de dolores que le dan de la nada. De repente se empieza a apretar, todo el cuerpo, como una sensación de miedo… está alerta. La calma que mostró era artificial y ahora le está pasando la cuenta de a poco, y todos los días va mostrando un poco de ese estrés postraumático”, comenta sobre las consecuencias del vertiginoso asalto que enfrentaron.

LADRONES BUSCABAN ARMAS

C. relata a PALD que los delincuentes se llevaron joyas, el notebook con el que trabajaba, dinero efectivo. El avalúo supera los cinco millones de pesos. No obstante, le llamó la atención que los ladrones buscaban algo en especial, “estaban muy interesados en llevarse armas”, comentó.

Señala que armarse le parece una mala idea, sobre todo si hay niños cerca. Además, puntualiza que estar armado significaría estar en una especie de alerta constante, que no se condice con la vida de un ciudadano común.

“Si hubiésemos tenido un arma, (ella, su esposa) no habría estado lista, se la habrían robado, y nuestra arma ahora estaría dando vuelta en las calles… A menos que fueran no letales, no le hallo ninguna gracia”, dice poco convencido sobre la opción.

“A los únicos que les ha funcionado tener armas es a los locatarios de botillerías, porque están ahí, alertas, siempre. En nuestro caso, dejas un arma súper a mano, con niños, lo cual es horroroso, o la dejas en un cajón, y tampoco la vas a poder sacar”, enfatiza.

SEGURIDAD Y EFICIENCIA

Después de la primera impresión, C. intentó comunicarse con la fuerza pública. Específica que aprendió la mejor forma para contactarse con los uniformados ante situaciones de esta índole.

“Ahí noté la diferencia entre el plan cuadrante y el 133. Yo llamé al 133 y una vecina llamó al plan cuadrante, pero cuando logré contactarme con el 133, le dije la dirección y no entendía nada. Me empezó a pedir más y más referencias de la dirección, y yo pensaba, ‘huevón, me están asaltando’. El 133 es horrible; pero el plan cuadrante, no, todo lo contrario”, puntualiza. 

Respecto al municipio pircano, comenta que “yo creo que la municipalidad debiese tener más cámaras para control vehicular, porque nosotros dimos la descripción, pero era bastante poco lo que había como para hacer un seguimiento… para estos lados no creo que haya muchos robos sin vehículo”.

C. recibió a PALD con amabilidad. A medida que iba recordando el episodio era visible su incomodidad respecto al incidente. No obstante, está consciente de que el robo pudo tener un alcance mucho peor.

“Lo primero, estoy tranquilo, porque no pasó nada realmente serio, ni heridas, ni nada. Muy tranquilo, porque veo noticias, y esto es nada en comparación: el robo y el estrés postraumático no es nada agradable, pero ese mismo día mataron a una persona en La Florida cuidando una parcela”, recuerda.

Víctimas fatales y otro tipo de daños suelen ser los escenarios más temidos por las personas, sin embargo, este hecho tiene un impacto distinto: el tormentoso estado de alerta.

C. es honesto y declara que “hay que sopesar un poquito el sufrimiento propio y no ponerle, pero, obviamente, tengo una sensación de vulnerabilidad muy grande: tensión, miedo. Ahora todo me parece sospechoso”.

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