Las calles de la población “El Volcán” de nuestra comuna vieron nacer al gran púgil Joseph Alexander Cherkashyn, “El Ruso”, quien actualmente representa a la comuna de Puente Alto, como boxeador profesional. Pero la pregunta es inevitable ¿De dónde proviene el apellido ruso de nuestro popular boxeador? Cherkasshyn, nacido en la dura vida de las calles de la Población el Volcán I y en entrevista dada al diario “El Mercurio de Santiago” solo sabe que su abuelo era ruso pero nada más sabe de él.
En nuestra comuna no es extraño encontrar personas de apellido Ruso pero ¿Cómo llegaron?
Al finalizar la primera guerra mundial decenas de familias rusas buscaron refugio en Chile, de las cuales varias se instalaron en nuestra comuna generando descendencia y donde muchos de aquellos que buscaron refugio en nuestro país, decidieron descansar para siempre bajo la custodia de los Andes, fundando uno de los lugares más bellos y misteriosos de nuestra comuna, el Cementerio Ruso.
Ubicado a un costado del Cementerio Católico Bajos de Mena (el campo santo por excelencia de nuestra comuna) El Cementerio Ruso Ortodoxo de Bajos de Mena es una verdadera joya de nuestra historia y por qué no decirlo, también de la historia mundial del siglo XX.
Es un recinto privado, que solo se abre en contadas ocasiones al público (la principal el 1 de noviembre). En sus ordenadas calles han encontrado descanso eterno puentealtinos que dejaron las estepas rusas entre ellos héroes rusos de la primera y segunda guerra mundial, condes de la Rusia Imperial, generales que lucharon en la revolución rusa, además de destacados ingenieros, artistas e intelectuales rusos y varios de sus descendientes que prestaron valiosos servicios a Chile.
Entre las misteriosas tumbas, cubiertas con el rocío que dejan los amaneceres de Puente Alto destacan las tumbas del General Mayor Vasiliy Ignatjew, militar que recibió la preciada Condecoración de la Orden de San Jorge, la principal condecoración rusa, por sus servicios en la Gran Guerra (Primera Guerra Mundial). El Coronel Kuchuk Ulagay integrante del llamado Movimiento Blanco y de las Guardias Blancas contrarias a los bolcheviques. Konstantin Krotkov, activista y agitador ruso que llegó a ser miembro de la Resistencia Francesa durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial. El mítico Coronel Vladimir Stajanov, cosaco ucraniano que luchó por el bando de la Alemania Nazi contra los ejércitos de Stalin durante la Segunda Guerra Mundial, sobreviviendo a la brutal y sangrienta masacre de Linz en Austria y escapando a América en donde adopta el alias de Dimitri Frolov por el resto de su vida. Pavel Mimrin, militar y veterano de guerra condecorado en dos ocasiones con la Medalla de la Orden de San Jorge, lo que lo coloca entre los más grandes personajes de la historia militar contemporánea de Rusia. La poetisa Marianna Kolosova. El espía Soviético Grigoriy Bakhuin. El Conde Andrei Gagarin, sobre quien se ha desarrollado un mito urbano, no confirmado de que es un pariente del cosmonauta Yuri Gagarin. La bailarina Helena Poliakova, la “zarina”, el Teatro Marinsky de San Petersburgo y fundadora de la escuela de ballet del teatro Municipal de Santiago. Alexey Lebedev, militar e ingeniero de la aviación rusa condecorado con las medallas de la Orden de Santa Ana y la Orden San Stanislao. Es considerado uno de los fundadores de la industria aeronáutica rusa y uno de los precursores de la aviación mundial.
Ellos y muchos otros desatacados hijos de las heladas estepas descansan por toda la eternidad mientras los Andes protegen su memoria y el Raco limpia sus cuidadas tumbas en medio de las frías noches australes.
En medio del palpitante corazón de una de las comunas más grandes del país las almas de héroes de lejanas guerras y el pensamiento de grandes intelectuales de otro tiempo, duermen rodeados de los sueños de miles de hombres y mujeres con los que cada día que pasa compartimos miradas y sueños.
Que descansen en paz los hijos de la Madre Rusia cuyos cuerpos fueron acogidos para siempre por las tierras del Maipo y las brisas de las montañas del fin del mundo.
Por Luis Rojas Leal.
(Nota y fotografía en edición impresa de miércoles 7.8.19)