Con tan solo 8 años, el infante demuestra cualidades atípicas para su edad, sorprendiendo a todos quienes lo rodean. Su madre agradece en este proceso la ayuda que le ha brindado la Municipalidad de Puente Alto.
Al año y medio de edad, André Dimitroff (8) ya sabía contar del 1 al 10, antes de aprender a decir “mamá o papá”. A los 3 años se sabía el abecedario completo, procesando información a la vez en idioma inglés. A los 4 años, comenzó a escribir y a leer de forma autodidacta. Su madre, Gisela López, no salía de su asombro ante tales progresos que su pequeño lograba a tan corta edad.
“Según me dijeron, el seguía patrones de información e iba procesando datos en su cabeza. Yo recuerdo le colocaba videos en el computador por ejemplo, lo que él asimilaba muy rápido. A sus compañeros de preescolar no los tomaba mucho en cuenta, pues se concentraba en su mundo, de números y letras”, señala Gisela.
Fue así como un neurólogo tras examinar a André, determinó que tenía un desarrollo cognitivo muy avanzado en algunas áreas, pero todavía era muy inmaduro, pues era un infante. Se comenzó de esta forma un trabajo con terapia ocupacional para ayudarlo a sociabilizar con el resto de su entorno, sabiendo que el niño tenía estas capacidades que resaltaban por sobre sus pares.
A los 6 años a André le realizó un test de CI, el que fue tomado por el área de Neurorehabilitación de la Universidad Católica. En éste, respondió como un niño de 16 años. Por ese tiempo, junto a su madre llegan a vivir a Puente Alto – donde entra a estudiar al Colegio El Bosque- y tras dar a conocer su caso, recibió la ayuda del Departamento de Discapacidad comunal, en donde contó con terapia ocupacional de forma gratuita, a través de la canoterapia (terapia asistida con perros). “La verdad fue un apoyo enorme para su desarrollo, por lo que estoy muy agradecida de personas como Macarena Zelada y Gabriel Ortiz”, indica su madre.
LA MÚSICA, EL SIGUIENTE PASO
Gisela también se sorprendió cuando su hijo para dormir le pedía “Tocata y fuga” de Bach. Luego le comentó que le gustaría tocar el piano, hace un año atrás. Fue así que su madre acudió a los Talleres Culturales de la Corporación Municipal, pero lamentablemente no existían clases en dicho instrumento, por lo que la opción solo tomar clases particulares.
“Le bajé un programa llamado Musescore, y le enseñé lo básico, el pentagrama y la duración de la notas musicales. ¡A los 3 meses ya tenía cerca de 50 composiciones escritas! Se las llevé a Cristian Araya, profesor de música y de guitarra en la Corporación Cultural, y quedó impresionando. Lo llevé luego al FOJI (Fundación de Orquestas Juveniles) donde fue evaluado por dos compositores del área de archivos siendo el profesor Patricio Marty, quien me dijo: ‘este niño es un genio, tiene la música en su cabeza, ahora tiene que recibir teoría musical y Piano para apoyar su desarrollo como compositor’. “La verdad llore de emoción”.
Hoy, André toma clases de Teoría Musical en el Centro Cultural Juan Estay con el profesor Ricardo Albanez, quien le realizó una evaluación, detectando que el niño posee un “oído Absoluto”, lo que se da en una de cada 10 mil personas. “Me dijo que lo que André compone se llama “música contemporánea atonal”, que es un tipo de música clásica más bien incomprendida, y la vedad, nadie sabe de dónde aprendió ese conocimiento”, señala Gisela.
Su madre se encuentra hoy en búsqueda de alguna beca para que su hijo continué su desarrollo cognitivo y, a futuro, espeta poder concretar la compra de un piano. Si desea escuchar las composiciones de André, puede hacerlo en el canal de YouTube “La Música de Andresito”.
(Nota en edición impresa de sábado 14.12.19)