En una compuerta de la planta hidroeléctrica Coyanco, ubicada en frente de la localidad de Guayacán, por la ruta G-27, fue encontrado el cuerpo sin vida del médico intensivista Christian Rolando Urrutia Garrido (36), quien se encontraba desaparecido desde el 16 de agosto pasado.
El pasado jueves 17 de septiembre, mientras trabajadores realizaban labores de mantención se dieron cuenta de lo que a distancia parecía ser un cuerpo humano, por lo que se acercaron verificando que se trataba del cadáver de una persona de sexo masculino, denunciando el hallazgo a carabineros de la subcomisaría San José de Maipo.
Por instrucción del Ministerio Público las pericias quedaron a cargo de LABOCAR de carabineros, tarea en la que tras el desarrollo de diversas diligencias se estableció que se trataba del médico que hasta su desaparición prestaba servicios profesionales en la clínica Vespucio.
Según se informó, familiares reconocieron una cadena y otras especies personales del fallecido, por lo que faltaba la verificación mediante peritaje científico.
Cabe indicar que el día en el que se le perdió el rastro, dejando abandonado su turno médico, envió mensajes de despedida a sus familiares y subió al Cajón del Maipo, dejando abandonada su camioneta en el sector de Las Pataguas.
Para unos de sus hermanos, el profesional pasaba por un mal momento emocional, revelando incluso que envió mensajes de despedida a su madre vía WhatsApp, quien reconoció el vehículo abandonado como de propiedad del médico.
“La camioneta es de mi hermano. El es doctor de intensivo y estaba de turno en la Clínica Vespucio. A las 4 de la mañana ( 16 de agosto) le envía mensajes por WhatsApp a mi mamá como despedida y después nosotros supimos que él salió de la clínica como a las cinco de la mañana, arrancando del turno con un colapso psiquiátrico. Entonces nuestro pensamiento es que aquí hay un suicidio”, dijo el joven, confirmando que profesional no estaba en tratamiento. “Nunca nos esperamos una situación como esta (…) buscaba una salida de meditación”, detalló al ser consultado por las circunstancias que rodearon la desaparición.
El compromiso con sus pacientes
Según Jeanette San Martín, una técnico en enfermería que trabajó junto a él en la ex Clínica Las Lilas y la Clínica Dávila, que fue entrevistada por el diario Las Últimas Noticias, cuenta que le decían el “Doctor Eco” ya siempre andaba con el aparato para todos lados examinando a los pacientes.
Por otra parte el médico Alejandro Sáez, un ex jefe de Urrutia, en ese mismo sentido agregó que “su nicho fue la ecografía en el paciente crítico. A todo paciente que ingresaba y le tocaba ver, él iba con el ecógrafo y lo examinaba tanto física como ecográficamente, lo cual le daba un plus. Nosotros, que sabíamos para qué lo realizaba, lo encontrábamos genial”, explicando que “Usaba el ecógrafo para examinar pulmones, vesículas, corazón, riñón, higado y bazo en pacientes sanas y embarazadas. Eso le permitiría compararlo con los pacientes realmente enfermos en un futuro”.
Su personalidad es definida como amable e introvertidida. “Él era muy simpatico, agradable, muy entregado a su quehacer, buena persona, también era muy preocupado por sus pacientes y por las personas que trabajan con él”, afirmó Jeanette San Martín.
Uno de los episodios de compañerismo del doctor más recordados es cuando en la Navidad del 2016, en la ex Clínica Las Lilas jugaron al amigo secreto. Fue allí cuando el urgenciólogo no solo llegó con un regalo para la persona que le había tocado sino también para todo el turno.
Foto: LUN.
“